*Cada zafra disminuye la producción
*Desorden de autoridades en pesquerías
Cada año se agrava el hundimiento de la flota camaronera del Pacífico, dice en el reportaje Miguel Rousse Acosta, director de Productores del Mar de México, y señala al menos tres principales razones: el alto costo del dísel, menos producción cada año y un mercado muy cambiante del precio, de sube y baja de acuerdo a la oferta y la demanda. Anticipó que por la pesca ilegal no habrá producción este año.
Rousse Acosta, de familia y origen francés pero que nunca ha visitado París, dice que el problema pesquero aumenta con la salida cada zafra de menos barcos y una mayoría de navíos al punto de la chatarra. Mientras, un nuevo gobierno que desde hace tres años retiró y acabo con proyectos y programas de apoyo.
Por su parte, el veterano pescador con 46 años en altamar y motorista, Jesús Mujica, coincide en que la industria camaronera va de mal en peor y a punto de naufragar, pese a las bondades del inmenso Océano Pacífico. La industria del camarón se hunde, apunta también en la entrevista.
Rousse Acosta reitera en que el problema se acrecienta porque para esta zafra del 2021-2022, que debe de iniciar a finales de septiembre, saldrán menos barcos porque muchos traen adeudos del año pasado y no van a poder acceder a créditos de los distintos proveedores como son insumos de alimentos, entre otros.
El joven empresario dice que no hay un claro ordenamiento en la industria camaronera, “no hay trazabilidad” en la pesquería de parte de las autoridades federales y los que pueden quedarse con la producción no son los ilegales, sino los productores que invierten en la actividad y que pagan un dísel y la gasolina ribereña.
Dijo que en los últimos cinco años la producción ha ido hacia abajo, en un 10 por ciento en promedio en cada ciclo, de tal manera que en los últimos tres años ha sido un 30 por ciento menos. “Si a un barco le quitas el 30 por ciento de producción y le aumentas el dísel marino, qué negocio va a ser y no podemos llegar al mercado internacional para que la actividad salga; no podemos imponer el precio internacional”, enfatizó.
Añadió que es prioritario atacar la pesca ilegal en la Conapesca. “Hemos insistido en una norma obligatoria de trazabilidad para controlar el producto desde que llega el producto hasta que se vende al consumidor final, sea o no una cadena de autoservicio. Se trata de identificar todo el camarón ilegal”, puntualizó.
Aclaró que no hay la flota y la vigilancia suficiente para cuidar los 11 mil kilómetros de litorales. No hay las lanchas interceptoras suficientes ni se pueden militarizar los mares, sólo se puede interceptar el camarón ilegal en el punto de desembarque con la norma necesaria.
De otra parte mencionó la existencia de un veto al camarón en donde los EU pide un camarón de calidad y de una pesquería ordenada, sustentable y equiparable a las leyes que aplica ese país en el sector pesquero. No descuidarse, por ejemplo, en las normas como son el pescar en la zona controlada o del uso de excluidores de tortuga.
Dice que a todos los armadores se les “pide que hagan una pesca responsable, pero una vez que los barcos zarpan los dueños de las naves no tienen ningún control de los barcos”.
Afirmó que casi cinco mil familias viven de manera directa de la pesca del camarón y más de mil de forma indirecta, por los proveedores de diferentes insumos.