En 1915, la expedición de Ernest Shackleton terminó cuando el barco quedó atrapado junto con toda la tripulación en la gélida Antártida
El barco del explorador anglo-irlandés Ernest Shackleton fue hallado a 3.000 metros de profundidad en el Mar de Wedell, en la Antártida, tras haberse hundido hace más de un siglo.
La expedición de investigación anunció el miércoles que tenía imágenes del pecio de madera. Los restos del «Endurance» se encontraron a seis kilómetros del lugar donde se hundió en 1915.
«Se mantiene erguido, muy orgulloso en el lecho marino, intacto, en un fantástico estado de conservación», describió Mensun Bound, director de la misión organizada por el Falklands Maritime Heritage Trust.
«Incluso se puede leer su nombre ‘Endurance’ en un arco en la popa», añadió.
El equipo de cien personas partió de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) el 5 de febrero a bordo de un rompehielos sudafricano, con el objetivo de encontrar el pecio.
El timón del barco permanece intacto. También hay equipamiento apilado contra la baranda, como si la tripulación acabara de abandonar el barco. Uno de los mástiles está roto, pero la estructura, aunque dañada, sigue en pie.
El pecio está protegido como lugar histórico y no se ha sacado nada a la superficie.
A finales de 1914, el «Endurance» partió de la isla de Georgia del Sur, en el Atlántico Sur, en un intento de la expedición Imperial Trans-Antarctic, dirigida por Shackleton, de lograr la primera travesía del continente antártico.
En esa época, a principios del siglo XX, la conquista de los polos inspiró a muchos exploradores, entre ellos a Ernest Shackleton, que quiso convertirse en el primer hombre en cruzar la Antártida de punta a punta, desde el Mar de Weddell hasta el Mar de Ross.
La aventura duró dos años y acabó en fracaso, pero el épico viaje de Shackleton pasó a la historia.
– Atrapados durante meses –
Después de unos pocos meses en el mar, la banquisa empezó a crear problemas porque el hielo era más denso de lo esperado. En enero de 1915, el barco quedó atrapado en el hielo del mar de Weddell, cerca de la barrera de hielo Larsen.
La goleta de tres palos y 44 metros estuvo bloqueada durante meses, se fue rompiendo poco a poco y acabó hundiéndose a 3.000 metros de profundidad.
Consciente de que nadie acudiría al rescate, Ernest Shackleton se embarcó en un audaz viaje en busca de ayuda.
Partió en un bote desde el «Endurance» con el mínimo de equipamiento y raciones de comida hacia la inhóspita y gélida Isla Elefante, frente a la Península Antártica.
Logró dar la alarma y el explorador pudo regresar unos meses después para rescatar al resto de la tripulación. Los 28 miembros de la expedición sobrevivieron.
Su historia se hizo legendaria por las condiciones de supervivencia de la tripulación, que estuvo durante meses en la banquisa.
La expedición de investigación, llamada Endurance22, utilizó tecnología punta, incluidos dos drones submarinos, para explorar la zona descrita por el propio Shackleton como «la peor parte del peor mar del mundo».
«Se trata del proyecto submarino más complejo jamás realizado», dijo Nico Vincent, un miembro de la misión. Los científicos también estudiaron los efectos del cambio climático.
Stefanie Arndt, investigadora del Instituto Alfred Wegener de Alemania, dijo en Twitter que había recogido «un número increíble» de 630 muestras de hielo y nieve.
La tripulación emprenderá ahora un viaje de 11 días de vuelta a Ciudad del Cabo.
Shackleton es uno de los grandes nombres de la historia de la exploración antártica, junto al noruego Roald Amundsen, que en 1911 se convirtió en el primer hombre en alcanzar el Polo Sur, y el británico Robert Falcon Scott.
Murió en enero de 1922.