ELIO EDGARDO MILLAN VALDEZ.
Cuando de marchó Donald Trump, México quedó en llamas. La visita relámpago del candidato republicano a la tierra que ha pisoteado una y otra vez, no gustó a nadie. Excepto en el propio Gobierno, las críticas fueron unánimes y obligaron al presidente Enrique Peña Nieto, en horas críticas, a salir a la palestra. «Los postulados de Trump representan una enorme amenaza y no puedo quedarme de brazos cruzados. Mi obligación es defender a los mexicanos», se justificó en una inusual entrevista televisada. ¡Pero ya era tarde!
Además Trump fulminó cualquier atisbo de esperanza. Fiel a sí mismo, a las pocas horas de terminar la reunión con Peña Nieto, se despojó de sus ropajes de hombre de Estado, abandonó la retórica del «diálogo constructivo» que había blandido ante Peña Nieto y en un multitudinario mitin en Phoenix (Arizona) volvió a su esencia: Muro, deportaciones masivas, odio al indocumentado. «México pagará el muro al 100%. Todavía no lo saben, pero pagarán por el muro», remachó frente una audiencia enfeverbecida. ¡Bueno, el muro se construyó con la Guardia Nacional en el gobierno de AMLO!
El golpe retumbó en México y en el extranjero. El discurso de Trump supuso la estocada final para la arriesgada diplomacia de Peña Nieto. Si alguien pensó que se había logrado tender un puente con el histriónico magnate, el acto de Arizona borró cualquier esperanza. Trump volvía a ser Trump. Ni había pedido disculpas por sus insultos ni cejaba en sus delirantes planes. México había sido una mera extensión de su campaña electoral. ¿Podrá volver a pasar cuando AMLO termine su “diálogo” con Trump?
El resultado fue demoledor. El equipo de Peña Nieto se quedó solo en su defensa de la visita. En la prensa mexicana las críticas a la reunión eran unánimes. Y las encuestas flash marcaban que la visita era abrumadoramente rechazada. «El presidente mexicano no tuvo el valor de decirle a Trump lo que él y los mexicanos pensamos de Él. Lo que nos hemos cansado de decir en México. Peña perdió una oportunidad de oro para hablar en nombre de su país y de su gente. ¿Le pasará lo mismo al Presidente?
Pagará su omisión en el arco de la disminuida presidencia», escribió el intelectual Héctor Aguilar Camín. «Fue una invitación innecesaria, inútil y a destiempo. Los mexicanos estamos tremendamente enojados con Trump. El mero hecho de que Peña lo reciba, le dé la mano, aparezca en Los Pinos con él y que Trump lo llame su amigo, hará que lo poco que le queda de popularidad a Peña se desvanezca», indicó en una columna el exsecretario de Relaciones Exteriores, Jorge G. Castañeda. (Creo que eso no le pasará a AMLO. Le quedaran canicas para jugar el 2021).
La andanada, a la que se sumó la oposición en pleno, desencadenó la reacción del presidente. Lejos de esperar a que las aguas volvieran a su cauce, Peña Nieto salió a la palestra. En un momento delicadísimo de su gestión, con la violencia en ascenso, la economía estancada y su popularidad a la baja, el mandatario intentó retomar la iniciativa (Si bien un ambiente menos duro que el actual, marcado por la pandemia)
Para ello, en un gesto muy poco habitual, Peña Nieto concedió una entrevista televisiva a la prestigiosa periodista Denise Maerker. En la conversación, el mandatario reconoció a las claras que el candidato republicano era «una amenaza para el futuro de México» y que en la reunión le había expresado el agravio de los mexicanos. Maerker el preguntó:—¿Pero no fue un error?, le inquirió la periodista.Peña Nieto le respondió, con la mirada perdida:—Hay que encarar los riesgos a los que se enfrenta México.
NOTAS DE UN NAUFRAGIO.
• La opinión pública fue casi unánime en su condena, y el diario El l País se preguntó por qué EPN (como se le conoce en las redes) había invitado al enemigo público número uno de la nación, que durante su campaña ha emitido numerosos insultos hacia México y los inmigrantes mexicanos.
• El clamor contra la visita de Trump se dividió entre los que afirman que el presidente mexicano invitó a Trump para beneficiar su campaña en México y los que no entienden cómo cómo pudo ocurrírsele a Peña Nieto invitar al margante estadounidense. Eso sí, todos coincidieron que la visita difícilmente dará algún fruto positivo para el país.
• Por esa visita el presidente de México, Enrique Peña Nieto,” aceptó” la renuncia de uno de sus hombres más cercanos, el ministro de Hacienda Luis Videgaray, señalado como el impulsor de una polémica visita al país del candidato republicano Donald Trump.
• El presidente de México, Enrique Peña Nieto, aceptó hoy la renuncia de uno de sus hombres más cercanos, el ministro de Hacienda Luis Videgaray, señalado como el impulsor de una polémica visita al país del candidato republicano Donald Trump.