Anécdotas de un reportero por Fernando Zepeda H.

0
584

Pasos y el trienio de locura. Corría el 2001 y apenas un año anterior el locutor Jorge Rodríguez Pasos ganó contundentemente la candidatura a diputado federal en el entonces distrito electoral 08 y lo hizo como candidato del Partido del Trabajo. Venció con la mano en la cintura a sus contrincantes lanzados por el PRI doña Esperanza Kazuga y por el PAN Refugio Martínez. Nadie puede poner en duda que “Pasos” como se le conocía estaba convertido en un “fenómeno”. El 1 de septiembre del 200 rindió protesta como Diputado Federal para el periodo 2000-2003. Pero la ambición le ganó. El 2001 Sinaloa celebró nuevas elecciones, ahora de carácter local. Rodríguez Pasos se registró para la Presidencia Municipal de Mazatlán, también por el PT y ganó contundentemente.

El “fenómeno” seguía presente. Pero ya comenzaban a conocerse algunos rasgos que apuntaban hacia una personalidad inestable, además de una inclinación al uso y abuso del alcohol y hasta se mencionaban drogas. En diciembre de 2001 cuando este reportero trabajaba en el Periódico El Debate y Rodríguez Pasos ya era “Presidente electo”, escribimos un comentario que molestó y mucho a quien asumiría la alcaldía. Una fuente confiable nos dio a conocer que Rodríguez Pasos había ingresado a un tratamiento para “adicciones” en Oceánica. Y se le daba trato especial, pues no se le tenía internado. Es decir, iba tomaba terapia y abandonaba la clínica.

Esto molesto a Rodríguez Pasos y con sus guardias de seguridad que ya traía llegó hasta las instalaciones de El Debate ubicadas en Juan Carrasco y Zaragoza. Pidió hablar con el Director, en aquel entonces Gregorio Medina. Subió con sus guardias a la segunda planta. Y Gregorio lo recibió. A los pocos minutos me pidieron acudir a la Dirección y al entrar vi a Rodríguez Pasos sentado frente Gregorio. Mostraba un rostro de coraje contenido. Saludé y a bocajarro Rodríguez Pasos comenzó una perorata que terminó con la exigencia de que yo le informara quien me había dado a conocer esa información. Claro está que le dije que no lo haría. Y le pedí que escribiera una carta aclaratoria. Que ese era su derecho. Se le insistió que lo hiciera. Pero sin agregar más se despidió. Salió hecho una furia.

Abordó su camioneta y tanto era su coraje que quebró la llave al intentar encender la unidad. Fue este el primer episodio que comenzaba con Rodríguez Pasos y este reportero. El 31 de diciembre del 2001 rindió protesta como nuevo Alcalde en sustitución de Alejandro Higuera. Y la pesadilla comenzó. El despacho del Alcalde se convirtió en una sucursal de cantina. La primera orden que Pasos dio como Alcalde fue quitar la fotografía de Benito Juárez y en su lugar que creen que puso: El escudo del equipo de futbol América.

A diario el refrigerador del despacho era surtido generosamente con botellas de cerveza. Apenas pasaba medio día y comenzaban a llegar a la Presidencia viandas de mariscos. Pasos no le hacía caso a nadie. El vivía en una burbuja y de diario se lanzaba a un tobogán de excesos que lo que menos importaba era cumplir como Alcalde. Ni siquiera había pasado un mes de que había asumido el cargo cuando este reportero se enteró de que Pasos era un violento con su esposa Consuelo Olivas.

No había en esos momentos alguien que se atreviera a señalar al Alcalde. Todos le tenían miedo. Los informantes de Pasos eran muchos y estaban en todos lados. No había cosa que se moviera y que no le informaran. Así era imposible documentar además de sus excesos personales y consumo de alcohol y drogas como tampoco las irregularidades en la administración. Sin embargo, poco a poco fuimos conociendo de las violaciones administrativas. Hizo un convenio con la agencia Nissan y engaño al entonces Gerente Valerio Suárez. El señor cayó rendido en la verborrea de Pasos, sus promesas y demás. Le soltó una flotilla de vehículos sin mediar contrato, con solo la palabra del “Presidente”. ¿Y que creen?, pues no cumplió. Conocimos del tema y lo probamos. Pasos inventó que se traba de donaciones de empresarios. Pero lo único que hizo fue enredarse más en sus mentiras. Eso abrió la posibilidad de que conociéramos más de los abusos de Pasos.

La gente se dio cuenta de que no era “invencible”. Y llegó el momento que los golpes que le propinaba a su esposa Consuelo ya no quedaron en las paredes de su casa. La señora Consuelo había recibido una golpiza tal que tuvo que ser llevada al hospital. Pero su amiga y comadre que acudió a su auxilio tomó la decisión de llevarla al Hospital Militar. Por procedimiento al ingresar un paciente, se elaboraba como hasta hoy un informe. Este reportero acudió con el Comandante de la Tercera Región Militar en aquel entonces el General Enrique Salgado Cordero. El comandante traía ya un pleito con el Alcalde Rodríguez Pasos porque la Sedena solicitó el apoyo del Ayuntamiento para cambiar la bandera monumental que aún se tiene en la Glorieta Sánchez Taboada. Era algo de rutina. Se tenía el acuerdo de que el municipio se encargaría de reponer periódicamente la bandera o cuando el ejercito lo considerara pertinente. Pero Rodríguez Pasos se negó públicamente hacerlo. Eso molestó al General. Acudimos a sus oficinas, le pedimos que nos proporcionara una copia del parte médico de la atención que recibió Consuelo Olivas. Y se negó. Luego fuimos a la Subprocuraduría de Justicia en la zona sur que estaba a cargo de Alfredo Higuera Bernal. También se negó proporcionarnos más información del caso.

Este reportero tenía buena relación tanto con el General Salgado como con Higuera Bernal. Y aún así, no quisieron involucrarse. Por todos lados este reportero buscó y buscó. Y como en la película del caso “Watergate” apareció “garganta profunda”, aquel espía del FBI que ayudó a los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein del Washington Post, apareció nuestro “garganta profunda”. Recibimos un telefonazo. “Tengo copia del certificado médico de los golpes que recibió la Señora de Pasos”. De inmediato le respondí: “Donde lo veo”. Entonces me dijo que bajara de las oficinas de El Debate. Al lado izquierdo del edificio por la calle Zaragoza había un depósito de basura. Ahí está un envoltorio con el documento. Baje de inmediato. Ahí estaba la bolsa de plástico con el certificado médico. Firmas, sellos, nombres fechas y narrado con pormenores los daños que presentaba la señora. Y algo además importante. Su declaración de cómo sucedieron los hechos.

Rodríguez Pasos ya estaba atrapado, me dije. Le informe al Director Gregorio Medina y acordamos publicarlo. Pero ya en otras ocasiones, se había detectado que la “columna” que escribía de alguna forma la hacían llegar antes de ser publicada a las manos de Rodríguez Pasos. Y por ese motivo escribíamos algunas veces desde casa. Y en esa ocasión así fue. La noticia impactó a todos. Nos reservamos en ese momento publicar el certificado médico. Ese mismo día con la publicación que desató el escandalo Rodríguez Pasos convocó a conferencia de prensa en su despacho. Acudí.

La oficina estaba repleta. Todos los medios presentes. Y el Alcalde apenas inició su declaración despotricó en nuestra contra. Nos dijo hasta de lo que nos íbamos a morir. Yo sonriendo, tranquilo lance la pregunta: “Entonces señor Alcalde, niega usted haber golpeado a su esposa”. ¿Es entonces mentira que llego al hospital para atenderse los golpes que usted le propinó?. Con el rostro descompuesto. Las manos temblorosas. Rodríguez Pasos dijo: “Eso es una vil y total mentira…Es un invento”. Apenas terminó de decirlo, este reportero salió del despacho del Alcalde. Ya tenía lo que quería. Solito se había puesto la soga al cuello. El decía que era mentira y nosotros teníamos las pruebas de que era totalmente cierto. Al día siguiente con las declaraciones de Rodríguez Pasos a un lado negando todo, acusándonos de mentiroso, el Debate publico integro una copia del parte medico del Hospital Militar. Vino después la debacle de Rodríguez Pasos.

El entonces Gobernador Juan Millán le propuso un camino: Dejar el cargo y enfrentar el juicio que ya se venía. Sería una licencia. Pero pasos se negó. La denuncia llegó. El proceso también. El Congreso del Estado encabezado por Jesús Aguilar Padilla acordó el “desafuero”. El fenómeno “Pasos” como muchos otros fenómenos en la política, llegan, derrumban todo a su paso, pero al final se acaban. Y son irrepetibles. La locuaz forma de ser y actuar de Rodríguez Pasos lo llevaron al auto destierro.

Hoy se encuentra prófugo acusado por su segunda esposa Guadalupe Valle de haber sustraído en forma ilegal a dos de sus hijas. Se ofrece una recompensa por quien informe de su paradero que permita su detención. A Rodríguez Pasos lo relevó en la Alcaldía el entonces diputado local Gerardo Rosete quien era miembro del mismo partido que llevó al desaforado a la Alcaldía, el PT. Pero apenas permaneció un año en el cargo. Los escándalos lo hundieron. Se regresó a su diputación local. Este es otro tramo con muchas anécdotas. Cerraron el “trienio de locura” Ricardo Ramírez quien se encontraba como Subsecretario de Finanzas en el estado y fue nombrado Alcalde y como Tesorero a Quirino Ordaz Coppel. La de ambos son otras anécdotas de reportero que habremos de abordar.