AMOS A UN PACTO NACIONAL, SIN DEJAR DE DISCREPAR EN LO QUE NO SE COINCIDA

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ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.

Porfirio Muñoz Ledo, el domingo convocó vehementemente a la unidad nacional, porque en estos días difíciles no es un bien tiempo para la confrontación. Fue un excelente el pronunciamiento. Desgraciadamente no propuso una “agenda de justo medio” que permitiera a las partes enfrentadas a tener una de ruta más o menos clara para que comprometieran entrar a ese juego donde la inteligencia, la convergencia de intereses convirtiera en una plataforma en la que cediendo todos un poco para que el país no profundice sus crisis, que conforman una crisis multidimensional. Por ejemplo:

1.- La crisis económica que inició el 2019 al decrecer nuestra economía al 0.I. Esta caída se ha profundizado a tal grado con la pandemia que la mayoría de los analistas financieros han pronosticado que nuestro producto interno bruto caerá entre 7 y el 10% en este año y que podría continuar esta debacle el próximo año: Los bancos más grandes del mundo advierten que la recesión que vivió México en 2019 se va a prolongar y profundizar este año. De confirmarse este escenario, será la primera vez que México reporte dos años consecutivos de contracción económica desde 1929 y 1930 que ocurrió la crisis económica de entre guerras.

2.- La pandemia, según los datos más recientes de la OMS, será catastrófica, tanto por la cercanía de Estados Unidos que se ha convertido en el mayor generador de contagios y muertes de el virus de moda el Covid-19, circunstancia que traspasara a nuestras fronteras como ya es comprobable en Baja California, Baja California Sur y Sonora, como por falta de doctores, hospitales e insumos. Asimismo por la gran concentración de personas en la principales ciudades de México y los millones de personas que han perdido su trabajo y que experimentan la disyuntiva se no quedarse en casa y contagiarse o guardar la sana distancia y morir de hambre.

3.- Se han incrementado los crímenes dolosos al punto de que han superado la extensa curva que venía desde los gobiernos de los expresidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto ha crecido. El mes pasado fue el más violento en la administración del presidente López Obrador. Según Alejandro Hope, la cifra oficial de homicidios dolosos y feminicidios alcanzó las 3 mil 78 víctimas en marzo de 2020. En abril la cifra alcanza un promedio diario de 85.9 de homicidios.

Y EXISTEN OTRAS PROBLEMAS NO MENOS IMPORTANTES, PERO…

Pero los tres inmensos problemas citados conforman serios problemas de gobernabilidad; dicho en otros términos: se requiere un gran esfuerzo para alcanzar un pacto nacional que permita terminar con la polarización que existe en el país, lo que no implica limitar la libre expresión ni las diferencias de opinión. Pareciera que todos vamos conduciendo en sentido contrario. Los contrapuntos, a veces feroces y carentes de datos fidedignos, no son de ahora, son de larga data, pero tengo la impresión que se han agudizado las confrontaciones y se ha incrementado el “mal humor social” Vemos solamente dos expresiones extremas:

1.- De frente a cómo debe enfrentarse las múltiples crisis que eviten que el país reactive la economía ahora y en el futuro. La iniciativa de los empresarios, muchos analistas y políticos de todas las raleas han propuesto herramientas contracíclicas keynesianas. En tanto el presidente consideró que solamente era necesario dar créditos a la palabra al 70%, de los mexicanos que, según él, conforman la base de los más pobres de México. Sobre esta diferencia han corrido ríos de tinta y de saliva.

Los empresarios optaron por conseguir en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de 12 mil millones de dólares al año para financiar empresas durante la emergencia económica de la emergencia sanitaria, que el presiente desdeño porque no es un florero. Ahora bien, si en vez de verle los defectos a sus contrapartes, hubieran buscado y encontrado convertir lo anti en lo meta, porque existen instrumentos legales y financieros para que la deuda que contrajeron los empresarios no se convirtiera en otro Fobaproa. Otra cosa hubiera ocurrido si el presidente y los empresarios hubieran dialogado y haber llegado a acuerdos: Hoy hubieran salido salido, sino abrazados, al menos muy sonrientes para las cámaras y quizá festinando que México había logrado pacto y por ello no quedaría inerme ante el apocalipsis que nos azota.

2.- No terminaban el resolver el problema de la falta de recursos para afrontar las crisis de salud y la económica, de muy malas maneras, vale decir; cuando el presidente propuso: “Modificar el presupuesto de egresos sin restricciones en caso de emergencia”. Era de esperarse que la iniciativa ultrapolarizara de nuevo el humor social, pues el presidente tendría el permiso del Congreso para gobernar por decreto, deshacerse de contrapesos incómodos, justificar la forma unipersonal como ejerce el poder y concentrarlo aún más. Licencia para dictar decretos y que el Congreso los convierta en ley sin chistar. Venia para recortar sueldos y que la burocracia se vea obligada a colaborar. El Presidente sabe que es el momento perfecto para comportarse como quiera -aun de la manera más escandalosa- y nadie querrá o podrá pararlo, pero sobre todo para hacer uso del presupuesto a según su particular parecer, según Denise Dresser el periódico Reforma.
Quizá si hubiera convocado a un grupo plural y multidisciplinar de expertos, la convocatoria había sido un éxito político, además hubiera sido un gran alivio para el presidente, ante un gabinete paralizado. Requerimos bajarle a lo que hacemos y decimos. Tenemos que entender que las convergencias para destrabar distintos puntos programáticos, no impide la discrepancia en otros asuntos de la vida nacional y viceversa.