Aunque en realidad no es una gran amenaza para los seres humanos, el gran tiburón blanco es una criatura aterradora. Un nuevo estudio genético acaba de revelar que el gran blanco también es una impresionante hazaña de la evolución.
Por primera vez, los científicos han desentrañado por completo el genoma del gran blanco, un descubrimiento que nos ayudará a comprender mejor por qué los tiburones son tan eficaces en prevenir el cáncer y otras enfermedades relacionadas con la edad. Esa información algún día puede salvarnos la vida, o alargarla.
El estudio, publicado el lunes en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias es una colaboración entre investigadores de muchas instituciones, entre ellas el Acuario de la Bahía de Monterey, la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Cornell y el Centro de investigación de tiburones de la Fundación Nova Oureast del Sureste (NSU). Después de descifrar el genoma del gran blanco, lo compararon con los genomas de otras especies que ya conocemos en su totalidad, incluidos los seres humanos.
Descubrieron que el gran blanco no solo es gigantesco físicamente (el tiburón hembra más grande tiene alrededor de 4,6 metros de largo y pesa hasta 2.267 kilos), sino también genéticamente. Su genoma es aproximadamente un 50 por ciento más grande que el nuestro. Y dentro de él hay genes que podrían explicar por qué es una especie tan duradera y resistente.
Por un lado, el gran blanco tiene muchos genes que lo ayudan a sanar rápidamente. Estos genes ayudan a las células del tiburón a reparar el daño y aceleran el crecimiento de coágulos y células nuevas después de una herida o lesión.
Los grandes genes de los blancos también parecen protegerlo del tipo de autolesión que causa el cáncer. Por lo general, los animales que tienen una vida útil más larga (los grandes blancos pueden vivir más de 70 años) o que son particularmente grandes tienen más probabilidades de desarrollar mutaciones dañinas en sus células debido a la acumulación progresiva de daño en el ADN. Estas mutaciones aumentan el riesgo de cáncer y otras enfermedades relacionadas con la edad, pero el gran blanco posee unos genes altamente activos conocidos por prevenir que las células crezcan fuera de control. A ese atributo se le conoce como estabilidad genética.
Esa protección parece especialmente necesaria para el gran blanco, ya que su genoma está lleno de un cierto tipo de ADN conocido como transposón, o gen saltarín. Los transposones son fragmentos de ADN que pueden moverse alrededor del genoma. Esta combinación aleatoria de ADN puede promover una diversidad genética saludable en una especie durante un largo período de tiempo, pero también puede provocar mutaciones dañinas y causantes de cáncer en un animal individual. El gran tiburón blanco tiene un número inusualmente alto de transposones, particularmente los llamados elementos nucleares intercalados largos (LINE). Los investigadores creen que pueden haber desarrollado mecanismos genéticios de protegerse de este efecto secundario. Michael Stanhope, biólogo evolutivo de Cornell y uno de los autores el estudio explica:
Se sabe que estos LINE causan inestabilidad en el genoma al crear rupturas de doble cadena en el ADN. Es plausible que esta proliferación de LINE en el genoma del tiburón blanco pueda representar una agente selectivo para la evolución de mecanismos de reparación de ADN eficientes. Ello se traduce en la selección positiva y el enriquecimiento de tantos genes de estabilidad del genoma.
Los tiburones, contrariamente a la creencia popular, no son completamente inmunes al cáncer. Pero los hallazgos sí confirman que son excepcionalmente buenos a la hora de prevenir tumores y otras enfermedades relacionadas con la edad. Al tener disponible la hoja de ruta genética completa del gran blanco, los científicos pueden averiguar cómo estos genes protegen exactamente al gran blanco y a otros tiburones del cáncer. Ese conocimiento podría aplicarse a los humanos algún día. Mahmood Shivji, director del Centro de Investigación de Tiburones en la Fundación Save Our Seas de NSU añade:
La inestabilidad del genoma es un tema muy importante en muchas enfermedades humanas graves. Ahora sabemos que la naturaleza ha desarrollado estrategias inteligentes para mantener la estabilidad de los genomas en estos tiburones de gran tamaño y larga vida. Todavía hay mucho que aprender de estas maravillas evolutivas, incluida información que podría ser útil para combatir el cáncer y las enfermedades relacionadas con la edad, así comomejorar los tratamientos de curación de heridas en humanos, a medida que descubrimos cómo lo hacen estos animales.
Esta investigación, dijeron los autores, también debería ayudar con los esfuerzos de conservación para la especie de tiburón blanco, que se está recuperando lentamente pero aún está en peligro de extinción.
Información de Gizmodo en Español