UN RIO EN EL FLAMINGOS

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“Defendiendo al zoológico nos inundaron a nosotros”

Vecinos del Fraccionamiento Flamingos llevan cuatro días sufriendo el paso de un río que primero fue de aguas llovedizas, luego de aguas negras y hoy de aguas estancadas a las que sacan del Bosque de la Ciudad.

“Qué buena política”, condena uno de los vecinos: para salvar al bosque y a los animales del zoológico, pudieron bombas que extraen el agua, pero esa agua nos la mandan a nosotros, y podían haberlo hecho a través de mangueras, pero no. Lo hacen a cielo abierto y como es una combinación de aguas podridas y aguas negras, aquí nos tienen a todos los vecinos encerrados, con los aires acondicionados encendidos todo el día, tratando de evadir los malos olores”.

En cambio otro vecino se manifiesta satisfecho con las obras, como él las llama. Explica que se necesita bajar el nivel del agua en el bosque, para que toda en su conjunto se pueda ir por la calle De Soto, que está a un lado de la Universidad de Occidente, de modo que a su juicio está bien que haya este desfogue.

Las autoridades del municipio se vieron obligadas a improvisar un pequeño puente peatonal que permita a los transeúntes atravesar la calle. La circulación de vehículos está suspendida por segundo día consecutivo. En los dos días las aguas han circulado hasta llegar a la otra parte de la Laguna del Camarón.

El río empezó a correr el sábado por la noche, con las primeras lluvias y continuó todo el domingo, pero no había problema porque se trataba de aguas llovedizas. El lunes en cambio empezaron a brotar las aguas negras, que es lo que más indignó a los vecinos. El olor era insoportable en varias cuadras a la redonda “y ninguna autoridad vino a explicarnos nada, menos a resolvernos el problema”, dijo otra de las vecinas.

La situación se terminó de complicar la tarde del lunes, cuando personal de obras públicas municipales desfogaron con bombas hidráulicas la inundación del bosque de la ciudad, que afectaba principalmente a los animales del pequeño zoológico regional. Todo este martes las aguas corrieron en una combinación de olores de pudrición de aguas negras y de aguas limpias de la laguna.

También el tráfico vehicular se ha visto afectado, pues los conductores bajan la velocidad para no levantar el abanico de agua, lo que se suma en las horas pico al movimiento de la guardería contigua, cuyos niños también padecen el riesgo que genera el brote de aguas negras.