LA CARPA OLIVERA

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Una Maravilla técnica que desde 1914 

ha divertido a muchas generaciones de 

mazatlecos, está en proceso de rescate 

 

La Alberca Olivera es uno de los puntos más tradicionales de Mazatlán. 

Fue construida en 1914 por un chef de nombre Antonio Olivera, quien llegó a Mazatlán procedente de Chile y con orígenes portugueses. 

Olivera construyó un restaurant al que llamó Carpa Olivera, construido sobre pilotes de concreto que reunía a las familias de alto nivel económico y a los jóvenes que todas las tardes se reunían ahí a escuchar música. 

Pero sobre todo, la gente era atraída por la alberca que se encontraba en los bajos del local, una verdadera maravilla técnica, construida de tal forma, que el mar la llenara de agua y las olas provocaran el recambio, lo que a la vez, procura la limpieza del lugar sin perder seguridad para los niños. 

El restaurant desapareció décadas más tarde, pero la alberca quedó como centro de esparcimiento, libre y gratuito en el que muchas generaciones de niños y jóvenes mazatlecos han fincado vivencias inolvidables. 

Con los años el deterioro se ha acentuado, a pesar de que alguna administración, en los noventas, realizó un rescate que se volvió a perder. 

Hoy la alberca es parte de una nueva remodelación, esta vez con el añadido de un tobogán y un chifón de agua, que se suman al atractivo de los dos cajones de natación del diseño original. 

La obra fue propuesta como parte del programa de cien días, pero era imposible, según explica el director de Obras Públicas, Sergio Wong Ramos: ahí sólo se puede trabajar en las horas que deja libres la marea, de modo que los turnos van variando hasta iniciar por las madrugadas o a media noche, o a medio día, cambiando a diario hasta completar los ciclos lunares. 

Los trabajos están en su fase final, para revivir el viejo esplendor de una alberca hecha a semejanza de la que había en Lisboa, donde la vio el cocinero-viajero don Antonio Olvera cuando apenas arrancaba el siglo XX.